martes, 18 de mayo de 2010

Equipamiento de protección para motoristas

La industria de la moto publica una guía para difundir el uso de equipación protectora de alta calidad para reducir los efectos de un accidente.

El equipamiento de protección puede ayudar a los conductores de motocicletas, scooters
o ciclomotores a reducir la gravedad de los accidentes. Ahora bien, las ventajas de
la indumentaria de protección para los motoristas siguen siendo subestimadas. Sobre
todo por parte de los conductores de ciclomotores y por las personas que van y vienen
diariamente de su casa al trabajo en países donde no hace frío, pues tienden a ignorar
las ventajas de la seguridad bucando como prioridad la comodidad.
Aunque se está trabajando mucho, todavía queda mucho por hacer en cuanto a la actitud
y la percepción que se tiene con respecto al equipamiento de protección.Conocer
las ventajas que tiene llevar el equipamiento de protección adecuado ayudará a los
consumidores a elegir y a mejorar su seguridad.
Todos los motociclistas deben ir adecuadamente equipados y diferentes
agentes (Industria motociclista, concesionarios, autoridades locales, asociaciones
de usuarios y otros) pueden desempeñar un papel importante a la hora
de concienciarles sobre las ventajas de ir bien equipados.
El objetivo de esta guía es proporcionar algunas orientaciones sencillas demostradas
científicamente para conseguir aumentar el número de motoristas equipados
con las prendas de protección adecuadas.
Aquí tenéis un informe sobre éste tema, muy interesante:
Acem.eu

Un conductor ebrio que tiró a un motorista deberá pagar 160.000 euros

La juez le condena además a un año y medio de prisión - Adelantó a un coche con su turismo y se acercó tanto a la moto que la víctima acabó en el suelo.

Un conductor ebrio que tiró a la calzada a un motorista tendrá que pagar 159.099,149 euros, según indica la sentencia firmada por la juez Clara Ramírez. Además, la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Ibiza condena a N. B., inglés de 37 años, a un año y medio de prisión por un delito de lesiones imprudentes en relación con otro delito contra la seguridad en el tráfico. No obstante, como el procesado no tiene antecedentes penales, probablemente no ingresará en prisión, según fuentes judiciales.

El 23 de julio de 2005 a las once y media de la mañana, N. B. conducía un turismo marca Seat Alhambra que había alquilado en un rent a car de la isla. El procesado circulaba por el kilómetro 0,900 de la carretera PM802, la de ses Salines, en dirección a Sant Jordi.

El imputado tenía «sus facultades mermadas por la ingesta de bebidas alcohólicas», según explica la juez en la sentencia, que está recurrida ante la Audiencia Provincial de Balears. En el mismo sentido que N. B. circulaba la víctima en su motocicleta.

El acusado, que iba acompañado de un compañero de trabajo, adelantó a un coche y se disponía a pasar a la moto, pero no calculó bien la distancia antes de retornar a su carril, por lo que se produjo la colisión de forma lateral.

Como consecuencia del impacto el motorista salió despedido y cayó al suelo. Cuando llegó la Guardia Civil una ambulancia había trasladado al herido a Can Misses. La víctima sufrió varias fracturas: en la clavícula derecha, en la escápula derecha y en tres costillas. Además, fue atendido de varios traumatismos y de diversas erosiones en la piel, por lo que estuvo seis días ingresado en el hospital.

El motorista estuvo de baja casi un año, 339 días, y le quedaron secuelas en el cúbito, en el hombro, por lo que tuvo que ser atendido por un fisioterapeuta, y además sufrió un trastorno depresivo tras el accidente, según se explica en la sentencia.

El herido era administrador de una empresa naútica y estaba especializado en el patronaje de velas, que colocaba en las embarcaciones. Durante la baja médica su empresa tuvo que nombrar un nuevo administrador. Además, la víctima no podrá desempeñar nunca más su trabajo de revisión y reparación de mástiles de embarcaciones, según explicó él mismo en el juicio celebrado en Ibiza el 19 de octubre de 2009.

La Guardia Civil observó que N. B. tenía «el rostro congestionado, ojos brillantes, movimiento oscilante de la verticalidad y fuerte olor a alcohol», por lo que le sometieron a un control.

El etilómetro marcó 0,91 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, por lo que los agentes lo arrestaron. En el juicio el imputado aseguró que no había bebido nada desde la noche anterior, en la que reconoció haber consumido «diez cervezas y uno o dos vodkas».

La víctima comentó en la vista oral que el imputado le ofreció dinero si no llamaba a la Policía, pero que no accedió al soborno.
La juez Rodríguez condena a N. B. a indemnizar con 150.370 euros a la víctima: 56.908 euros por las secuelas; 59.000 euros por las lesiones que le originaron una incapacidad total para su trabajo; 10.622 por los gastos de rehabilitación, médicos y de viajes; 17.715 por los días que no pudo trabajar cuando estuvo ingresado; 392 euros por los días de hospitalización y la reparación de la motocicleta, cantidad que aún no ha sido determinada.

Además, N. B. deberá pagar 5.946,24 euros a la empresa aseguradora de la moto de la víctima, cantidad que se destinará a los gastos médicos de la Policlínica de Nuestra Señora del Rosario. La indenmización se completa con 2.782 euros que el condenado tendrá que abonar a la empresa en la que trabajaba la víctima.
Diariodeibiza