lunes, 1 de febrero de 2010

Carta a Juan Carlos Toribio


Estimado amigo Juan Carlos Toribio




Qué más puede uno hacer que darte ánimos, decirte que estamos contigo y expandir lo máximo posible la noticia de tu situación. Permíteme que lo cuente, como si de un cuento se tratara, porque la realidad es demasiado dramática.

Erase un alguacil que velaba por la seguridad del reino. Comprometido y activo, honrado y amante de su trabajo.

Y quiso el destino que mirando por el bien de todos, envió a sus superiores, los Condes, una queja formal del estado de los caminos. El, que los conocía como nadie, informaba que podían causar problemas serios a sus vasallos.

El primo del conde, el Duque, de mayor rango y responsable de los caminos se ofendió mucho con aquella queja.

-“Quien era ese alguacil para enmendarle la plana”.

“Ese, alguacilillo que lo vigilen y le aplaquen los nervios”.

El guardia fue regañado y advertido, pero él era pertinaz y cabezón

Por su oficio era testigo de cómo cada día los villanos sufrían amputaciones y muerte en los caminos.

Siguió insistiendo.


Multiplicó sus actividades, y ante la falta de edictos reales sobre enseñanza se propuso ser profesor, mostrando a los plebeyos como transitar por aquellas vías con sus veloces caballos y diligencias. Profesor con los grandes, y maestro con los chicos, pues también fue a las escuelas a enseñarles cosas que les salvaran la vida. Asuntos sencillos y cotidianos, que la nobleza, por algún incomprensible motivo no quería enseñar a los niños. Nunca desatendió por ello sus funciones, todo lo contrario, fueron complemento de aquellas sin percibir por ello bolsa de monedas alguna. Se unió a artesanos civiles, activistas que reclamaban los mismos derechos en todas partes del reino. Y trabajo y trabajo y trabajo. Eso fue demasiado para condes, duques y marqueses.

-Depongan medio año al insumiso, con proposición de destierro.

Vasallos y sociedades se movilizaron ante la injusticia…. Continuará.

Y ahora la cruda realidad por si alguien no lo entiende.

Guardia Civil de Tráfico. Sr. Juan Carlos Toribio.



Comunicación de Expediente Enero 2010

Delito.

…falta muy grave por considerar incompatible con su profesión, la realización de ningún tipo de actividad en pro de la seguridad vial, incluso las de educación o formación en colegios, y ello a pesar de que desempeña esta encomiable labor en su tiempo libre y sin percibir remuneración alguna por tal motivo.

Sanción.

…sanción de 6 meses de empleo y sueldo, con posibilidad de pérdida de destino, según reza textualmente el pliego de cargos “dada la contumaz actitud del interesado de seguir desempeñando actividades relacionadas con la seguridad vial”.

La valoración permitirme todos que copie la segura expresión de dos ilustres y claros literatos españoles: Camilo José Cela y Arturo Pérez Reverte.


¡Con dos cojones!

Y mi opinión. Toribio, guarda este expediente, es uno de los más claros ejemplos del esperpento de la Administración y la política española de principios del siglo XXI. Condenado por esforzarse al máximo en el trabajo y fuera de él, salvando vidas y gratis. Mal ejemplo para el reino.

Un abrazo amigo.

Gustavo Cuervo.
Blogs Motociclismo

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